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La selección de Valero Rivera logra su
segundo título mundial con la mayor diferencia en todas las finales de la
historia
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Joan Cañellas, con siete goles,
protagonista del ataque de un España que dejó a Dinamarca en 10 golpes en la 1ª
parte y nueve en la 2ª
Campeona del mundo. Suena bien. Y sabe mejor. Por hacerlo en casa. Por
lograrlo con la mayor diferencia de la historia de los mundiales. Por
conseguirlo frente a Dinamarca. Venganza completa tras mundiales, europeos y
Juegos Olímpicos repletos de frustración. La misma que sienten ahora mismo los
Mikkel Hansen, Niklas Landin o Anders Eggert, el mejor jugador del mundial, el
mejor portero y el máximo goleador, los tres pilares de un equipo danés
completamente superado, desbordado desde el primer segundo partido, incapaz
durante los primeros 30 minutos y falto de fe en los siguientes. Una Dinamarca
superada desde la defensa, golpeada en su línea de flotación con sus mismas
armas, hundida, como en las dos ocasiones precedentes, en su tercera final
mundialista. España, campeona del mundo por segunda vez.
El título conquistado en Túnez, en 2005,
se antojaba demasiado lejano pese a la cercanía en el tiempo. España, la de
balonmano -el único gran deporte junto al fútbol sala que ya tiene dos
estrellas en el pecho-, necesitaba un empujón, para compensar los 'interruptus'
de tiempos más recientes, siempre con Dinamarca como protagonistas. Ellos
echaron a España en las semifinales del último europeo. También en semifinales
del último mundial. Y ellos fueron los inmisericordes jueces que condenaron a
España a aquel maldito cruce ante Francia en los Juegos de Londres. Ellos, los
actuales campeones de Europa, los subcampeones del mundo. Siempre ellos.Había
ganas de revancha, de vendetta .Y el Palau Sant Jordi, lleno al fin, era la
oportunidad perfecta, una final que se presuponía más que difícil y que terminó
siendo un pase militar, un entrenamiento con público, un ejercicio de
perfección sin precedente. La venganza perfecta.
España necesitaba la defensa 6-0 que
destrozó a Serbia, que contuvo a Alemania y que humilló a Eslovenia. Blocaje,
pase largo, transición, gol. Una vez detrás de otra. Pérdida tras pérdida de
Dinamarca. Además, entre Antonio García -sorprendió Valero
Rivera dando minutos al lateral desde el inicio al igual que con Joan
Cañellas, auténtico motor en ataque-,Jorge Maqueda y los brazos
de ambos, la primera línea también aportaba en el estático.

La Dinamarca del mejor entrenador de 2012, Ulrik Wilbek, salió
tarde al partido y cuando quiso despertar se encontró con un pabellón hostil y
un rival lanzado que ya atesoraba una diferencia de tres goles en cuatro
minutos como si fuera la última gota agua en el planeta. Sólo ahí, en ese
despertar fue Dinamarca la misma que ante Croacia. Dos goles seguidos tras un
tiempo muerto que no pasaron de fuegos de artificio. Un toma y daca de siete
minutos (7-5, minuto 12) que dio paso al despegue definitivo de España
curiosamente tras la exclusión de Antonio García. Valero Rivera, Gedeón
Guardiola, Viran Morros, Joan Cañellas. España ni siquiera
tenía tiempo de realizar los cambios ataque-defensa. Las transiciones eran tan
rápidas, fugaces más bien, que España mató el encuentro ya antes del descanso.
Si el resultado (18-10 al descanso) fue escandaloso, nadie quiere imaginar lo
que pudo ser si Landin yJannick Green no hubiesen estado bajo
palos.
Dinamarca era un cúmulo de errores fruto de la frustración y de la
incredulidad. España, un conjunto implacable, perfecto en la ejecución y capaz
de todo. Capaz una vez más de que Julen Aguinagaldefuese un castigo
en los seis metros (cinco goles). Y, sobre todo, capaz de hacer de Joan
Cañellas, , se convirtiese en el faro de la selección en el juego estático,
marcando (siete goles) y moviendo al resto del equipo.
Y, sin embargo, nada de ello hubiera sido capaz de conseguirlo España sin
su seña de identidad, su espíritu y su alma en la pista. Esa defensa 6-0 de la
que Viran Morros y Gedeón Guardiola son líderes y que todo el equipo refuerza
en todas y cada una de las posiciones, incluyendo a un Arpad Sterbik que,
hizo casi un 43% de acierto en la final. España, campeona del mundo. Suena
bien. Y sabe mejor.